Ave marítima de plumaje gris perla que se alimenta de pescado, preferiblemente sardinas o pequeños atunes de alta mar. Está capacitada para volar grandes distancias y es posible encontrarla en solitario en áreas oceánicas de difíciles condiciones climatológicas.
Hasta hace poco se creía que los largos viajes eran debidos a un exigente paladar a la hora de buscar alimentos. Sin embargo, según recientes estudios, lo que en realidad busca el correvuela son ballenas sobre las que anidar. En los casos en que se da esta circunstancia, ambos animales parecen desarrollar una estrecha relación, llegando el pájaro a dormir por las noches dentro de la cavidad bucal del cetáceo. Cuando tiene lugar un encuentro de estas características, a pesar de las diferencias fisiológicas, la simbiosis les lleva también a compartir comida, a comunicarse a través de sonidos armoniosos y a mimetizar algunos rasgos físicos, como el color verdoso de los ojos. Recientes estadísticas alertan que en nueve de cada diez ocasiones, el correvuela no encuentra en el mar ninguna ballena con la que estrechar lazos. En esos casos, perecen en el océano aproximadamente a los cien días de vuelo sin reposo.